sábado, 14 de enero de 2012

Discurso de Jauna la loca desde Tordesillas con la noche de la luna como naranja agria.

Discurso de Juana la loca (de Trastámara) a las colonias y a los feudalistas y, anarquistas de América.

Apostando con su tarot de Aquiles a los Mamelucos, sin mucha erudición, la marca monstruosa e indivisible de su visiónaria desnudez y despojo.

Primero

Pasan los años de la fajazón y gobiernan los predestinados. Las más of arriba, y el más of también. Pero las boricuas serán las más bellas.

Ni se te ocurra nombrarla de primero, qué? … Harán fila para mi y bailarán Salsa primero que todo. Que inquisición a los pobres artistas de hoy. Si, solo Nilda del país de la música suave del 6 de la calle Sebastián, con sus vestidos de miss universo en una caja fuerte por todo San Juan con el carro metafísico (esta vez con Cesaria Evora).

Ah, un happyness, el bermejo Otello por fin sale silbando en un filme de Genet, increíble escuela. El porte muy real aunque sea hijo de Fidel, esa pelea por los lentes oscuros, lo feo del hombre y el gesto de que te voy a comer.

Son las 20 mil, si, las 22.000. Muy redondo la pelea de dos estrellas de Hollywood en la calle, el uno comunista y la otra despatriada, en el 2011!

Nos alejamos con la droga, no sé si hacia adelante o hacia atrás por caridad remota. Y admiramos el coraje de: tú te alejas. Pero tranquilos hubo otros nombres para la memoria, Jerry Berger, sí, y si se pierde por dos horas y media comenzando la noche, y en esas llegas y no reconoces a los dioses que están a tu alrededor, y te flecharán después.

Como reía, no te burles no te canses, ahí el punto negro de un Gran pintor del siglo 15. Un fuerte impacto y se llega al mismo momento de la otra para decir en coro: no existes. Tampoco existe lo que queremos hacer.

Aprendan ellas a escribir aunque no hablen.

Segundo

El discurso para decir yo estuve allí, está reggio, no tiene nada de extra aunque si es extramitico es otra cosa, guárdese el devuelto.

Si Iñárritu, que falta de perennidad en las aseveraciones, se pasan de la raya, son casi invisibles y se creen la quinta esencia, diría otra vez yo que toco saxo.

Si, no existes, y menos doble, hasta en las mejores familias, los Eboli, los chiquitines que vienen de Trajano. La causa no es de un loco sino de un pichón de santandereano, que se ha ahogado por todas partes, que viajó con la bufanda de Alain Delón por los mejores salones de la corte de Navarra, la cocida por un bébrice del Olimpo de Zeus con Heracles.

La buena, no podemos hacer Shakespeare con Juana la mía la diáfana la Monalisa, si apenas la tenemos parada con sus aguas de Borgoña, y el pañuelo de Gante de semejante trata de esclavas africanas. Que a veces se le seca la piel por completo de las picaduras de inseptps negros con punticos amarillos. La moda de el “Honor de los Prizzi”.

Estalla la risa copiada, reverberada, vete a a leer chamizo.

Tercero

Copiada, copiada, clonada, mi Primer Grammy de loca preñada para un rey enano absurdo y feo. No hay uno ni dos son mitades, solo tres, que día sin número, cuándo es tres?

Le conté a Carlos V que las corbatas más caras salían de Harvard, y no entendió nada, la ceja peluda por el pasadizo, muy romántico, con el arma automática, sin el Portero de los monstruos. Solo en tiempos de paz se refuerzan los fundamentalismos. Que tal el “pereque” de tenerlos como una forma de uranio descabellado.

Cuarto

Hasta que se olvida cerrar la bragueta, y está perdido, ante una página de un libro concurrida por los Buendía. Todavía puede tener su matrimonio con la diferencia de 60-20, “de cierta manera”, hasta que la muerte nos separe , y le creamos la mentira a nuestro maestro neofascista sentado en el corredor fulminante mientras llega la que es con un cigarro desconocido en su boca. La contractual o frontal acto de hipertensión de cómodas vigilias de ancestros policromados.

Los temblores están de moda; no se el enclave o la profundidad de este barranquito o iluminatis. Es como la grandeza de una taza de porcelana de un extramítico, gigante como una gallina culeca. Una pieza de porcelana querrás decir mientras ganamos espacio con la guerra de los diablitos vestidos de blanco por entre los espejos convexos.

Trataré de empezar con límites expuestos contra puertas de naves espaciales. Camina el monstruo o la vieja pieza de cámara del Rey Luwig. El vaso de vino ahora lo tiene Alejandra Pizarnik. Me ahoga el Este por donde vienes tú, muy sicoanalista con el cucho. El poeta de Aquiles.

Quinto

Si, el poeta de Aquiles, con su mismo problema, el talón, pero con su fuego encendido por si las moscas dejan transformar al niñito en tubo de Laboratorio u en Hermesfrodita, afrodisiaco for ever. Dionisíaco, tiresioso, amante de las musas desoladas con su encuadre imposible para un hacedor con su cuadrante hemisférico, la mujer barbuda que ríe en el circo olímpico.

Juana la chiquita, la mamona con su príncipe asburgo, jugando con el futuro que se habían encontrado los reyes de Castilla y Aragón, no así los de Navarra pasados todos a cuchillo cada que le daba la gana a los católicos redomables. Semejante apocalipsis raro que se repita, a pesar de las bandas de criminales que dicen pertenecer al diablo o a la mano derecha de Jehovah, el justiciero.

Sexto

Mucha carne o fibra dentro de ese cuerpecito sometido a la Sodoma, en la imaginería popular, que no tenía alcances si el Rey se metía el dedo por la boca para poder comerse los 100 banquetes del día, y esto duraba años, mientras Fray Luis de León preparaba la defensa de los heréticos en la santa inquisición.

Mientras los piratas se robaban el tesoro de Atahualpa, el rey saqueador de Roma, hijo de la Juana, mandaba a cazar a todos los faisanes de Europa, muy pocos quedaban para la codicia hechizada del poeta Lezama Lima, 4 siglos después. Los 100 caballos del monarca recorrieron millones de millas en todo su reinado de Terror con un poco de elogios a sus victorias al mejor estilo de Carlomagno, el chimberito mayor.

Séptimo

Os veís de oro en la batalla, salís medio muertos y dispuestos a hacer el informe para la Reina madre, aunque sea en una novela de caballería, os creo país vasco y media melcocha castellana, y aplazo bañarme en la Costa brava por la insana característica pública de mi absoluta indeterminación apara alcanzar el solio con una espada o peor aun con un machete de Extremadura. Guardarme el secreto, nos hay sino en el pecado griticos y mamelucos bipolares.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)